tag:blogger.com,1999:blog-45525114389987373062024-03-05T19:09:02.402-08:00Palabra de caracolCuentos, ocurrencias, cosas...Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.comBlogger30125tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-65436102249667830972013-09-26T07:43:00.000-07:002013-09-26T07:43:14.312-07:00TODO POR LA PATRIA<div class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
Lo de Ed no son los museos, sobre
todo después de aquella experiencia traumática en el Louvre, que de repente se
quedó sin puerta de salida, y él ahí, dando vueltas, asediado por vigilantes
feroces. Sin embargo, a veces tienen utilidades marginales, aunque no por ello
desdeñables. Por ejemplo, un mediodía en Toledo, con 40º, hace apetecible
echarle un vistazo al flamante museo del ejército y su excelente climatización.
Además, el precio es inferior al de la catedral, que para colmo le pilla más
retirado y, ya puestos, tanto da un santo en éxtasis -o perjudicado, que viene
a ser lo mismo- como una fiel espada triunfadora. Así que entra en el enorme
edificio y compra una entrada, sin hacer mucho caso al cartel que proclama,
altivo, la indisoluble unidad de la nación española, y que él confunde con un
anuncio de aspirinas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
Con lo que no ha contado Ed es con
los efectos secundarios. No lleva demasiado tiempo entre pendones mohosos,
cañones que ni se acuerdan de la fecha en que perdieron su última batalla y
armaduras imposibles de usar, cuando empieza a sentirse mareado. “Pues,
síndrome de Stendhal no va a ser”, piensa, echando mucho de menos una birrita y
una aspirina de ésas del anuncio, o mejor, un toque antisistema, una pintada de
mecagüenlaputamili, por ejemplo. No obstante, pensando en el calor que hace en
la calle -y en que ha pagado la entrada- decide resistir como un hombre, a
pesar de que las encantadoras colecciones de soldaditos, reproducción de
escuadrones varios, le miran con expresión aviesa, y vaya, son pequeños, pero
son muchos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
Resiste, pues, hasta que desemboca
en una sala presidida por una bandera de tamaño monstruoso en que se exhibe con
soberbia una cruz gamada de medidas a juego. No puede evitar un respingo, y
cruza los dedos mientras echa un vistazo cauteloso a una extensa variedad de
condecoraciones con aguiluchos, cascos con pinta de cocer cualquier sesera -lo
que explicaría un montón de cosas- y chatarra similar. Se marcha casi corriendo
y acaba en una sala donde el busto de un tipo con papada y un bigotillo
ridículo le mira con una arrogancia absolutamente injustificada. Ed lo mira,
tratando de acordarse de por qué le resulta familiar, cuando un abuelete hecho
un cuatro, apoyado en una garrota, se le acerca y señala el busto con actitud
reverencial.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
-Menos mal que por fin lo han
puesto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
-Ejum –contesta Ed, sin
comprometerse.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
-Después de que quitaran la estatua
de Madrid, se podía esperar cualquier cosa de esos rojos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
-Ya –replica Ed, intuyendo que
quitar la estatua de un tipo con ese careto era, sin duda, una decisión
acertada, aunque eso sea rarísimo tratándose de Madrit.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
-Por no hablar de cómo tienen el
Valle de los Caídos –prosigue el carcamal, cuya cara está adquiriendo un
interesante color bermellón, y cuya voz de grajo cada vez suena más alto-, que
están dejando que se caiga a propósito, una auténtica vergüenza.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
-Uh –dice Ed, sin poder evitar la
evocación de un lugar yermo repleto de buitres dándose un festín.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
A todo ello, el bisabuelo está
enarbolando la garrota con gran entusiasmo, motivo por el cual decide que es
preferible emprender la retirada con discreción, para no alterarle más. Esboza
un saludo educado, pero su interlocutor no se entera, ocupado como está en
aullar contra todos los políticos patrios, desde Recaredo hasta nuestros días,
a excepción del sujeto del busto, que debería haber vivido muchos años más, qué
gran pérdida que nos dejara tan pronto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
Por fortuna, el exégeta del tipo del
bigotillo no le sigue, y encuentra la puerta de salida sin mayores
contratiempos. Casi recibe con alivio la bofetada de calor de la calle, e
incluso el asalto de dos niños que le piden que responda unas preguntas sobre
el museo para un trabajo que les han encargado en el colegio. Responde a boleo,
disfrutando de la seriedad y el afán con que los chicos anotan todo lo que
dice. Al fin, llegan a la última y obligada pregunta: “¿qué es lo que le ha
gustado más?”</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
Está a punto de contestar que el
aire acondicionado, pero supone que esa respuesta les va a decepcionar, así que
finge pensarlo un momento, y después replica con firmeza: “la sala de las
momias”. Luego, les dice adiós y se pierde calle abajo, buscando un sitio donde
poder tomarse una cerveza bien fría y un bocata contundente -uno de panceta
iría bien-, ante la mirada perpleja de sus entrevistadores.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<br /></div>
Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-62205632244382390192013-07-18T03:47:00.002-07:002013-07-18T03:47:50.535-07:00POR LA GRACIA DE DIOS<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: center; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">La ocurrencia fue del alcalde.
Bueno, la verdad, ¿qué otra cosa podía hacer? Tenía un buen papelón: ya estaba
todo preparado, él se había puesto el traje de las bodas y ahí le teníamos,
sudando en pleno mes de agosto, rodeado de los de la camisa azul, tan tiesos, la
pareja de <st1:personname productid="La Guardia Civil" w:st="on">la Guardia
Civil</st1:personname>, el boticario ejerciendo de teniente de alcalde y el
cura con la casulla del Corpus, con el hijo del Rana al lado vestido de
monaguillo, agarrando los trastos del agua bendita y el pelo bien pegado a la
cabeza a fuerza de colonia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Bueno, pues allí estaban, o mejor,
allí estábamos, esperando desde hacía más de una hora, bajo el sol, junto al
puente de la nueva presa, porque el alcalde había convocado a todo el pueblo,
no era cosa de que al generalísimo le recibieran sólo cuatro gatos cuando fuera
a inaugurar el pantano. Las señoras se habían puesto sus mejores trajes, la del
alcalde llevaba hasta una mantilla que a saber de dónde habría sacado. Lo
cierto es que Franco todavía tardaría unas horas en aparecer, pero el alcalde quería
que estuviéramos todos preparados, no fuera a adelantarse por cualquier motivo
y a pillarnos a todos en calzoncillos, como quien dice. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Los que no aparecían eran los de <st1:personname productid="la banda. Ten■an" w:st="on">la banda. Tenían</st1:personname> que estar
allí hacía más de media hora, pero no llegaban. El alcalde miraba el reloj,
nervioso, murmurando para sí sobre la falta de puntualidad de la gente, a lo
que el boticario le daba la razón, asintiendo con <st1:personname productid="la cabeza. Es" w:st="on">la cabeza. Es</st1:personname> cierto que
venían de la capital de la provincia, y la carretera era bastante mala, pero
así y todo, media hora de retraso… “No les habrá pasado nada…”, aventuró la
señora del alcalde, abanicándose con furor. “Mujer, no digas eso”, protestó su
marido, “no tientes a la mala suerte”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Pasó un rato más, largo e incómodo. Algunos
de los que estábamos esperando nos pusimos a mirar hacia el pueblo,
preguntándonos si nos daría tiempo a acercarnos a echar una cervecita en el bar
del Germán, un sitio mucho más agradable con aquel calor del demonio. El chico
del Rana, distraído, se puso a rascarse una pierna con el hisopo, ganándose un
coscorrón del cura. Los demás niños habían olvidado la disciplina y empezaban a
pelearse entre ellos. Fue entonces cuando llegó el de telégrafos, con un
telegrama en la mano y mucha cara de nervios. “Ay, madre…” susurró el alcalde,
poniéndose en lo peor. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Hacía bien, porque cuando leyó el
telegrama se quedó pálido como si se le hubiera aparecido un muerto. “Ya ves”,
le dijo enfadado a su mujer, “ya te dije que no se podía tentar a la mala suerte”.
“¿Pues, qué ha pasado?” preguntó ella, mientras el resto del comité de
recepción olvidaba la compostura y se arremolinaba a su alrededor. El alcalde
agitó el telegrama arrugado. “Una avería. El autobús de la banda ha tenido una
avería y están colgados a <st1:metricconverter productid="30 Km" w:st="on">30 Km</st1:metricconverter>.
de aquí. Falta pieza, dicen, imposible llegar…” “¿Y ahora qué hacemos?” Los
falangistas miraron en torno, desorientados. El jefe de centuria, al fin, sacó
pecho y manifestó que allí estaban ellos, para hacer al caudillo la recepción
que merecía. “Ya”, dijo el alcalde, no muy convencido, “pero es que sin banda
de música…” Se quedó un rato en silencio, el ceño fruncido, bajo la mirada
expectante de los vecinos, que habíamos parado la desbandada hacia el bar, a
ver qué pasaba. Al fin, el alcalde miró a su alrededor y se dirigió al Lorenzo.
“Oye, tú sabías música, ¿no?” El Lorenzo hizo un gesto ambiguo y empezó a decir
que hacía mucho que no practicaba, que… Pero el alcalde no le hizo caso. “Esto
es una emergencia, así que no me vengas con historias. Desde ahora, eres el
director de <st1:personname productid="la banda. Pepa" w:st="on">la banda. Pepa</st1:personname>
la Pocha tocaba el tambor en las procesiones, ¿no? Pues, ya tenemos otra. Niño,
dile a tu madre que venga con el tambor, que tiene que tocar” indicó al hijo
pequeño de la Pocha. “Es que estaba haciendo la comida, me parece” replicó el
crío. “Da igual. Dile que venga inmediatamente, que lo ha dicho el alcalde.
Luego está el Sebas, que tocaba la trompeta, ¿no? A ver, ¿dónde está el Sebas?”
Al Sebas toda la vida le habíamos llamado el Rojo, no sólo por el color de su
pelo, pero desde que acabó la guerra, sin ponernos de acuerdo, habíamos
empezado a llamarle por su nombre. El Genaro, su vecino, dijo que se había
quedado en casa porque estaba resfriado. “Ya, ya me conozco yo qué resfriados
son esos. Vete a buscarlo, que se venga con la trompeta, que no me venga con
excusas o le mando a <st1:personname productid="La Guardia Civil" w:st="on">la
Guardia Civil</st1:personname>”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Mientras el hijo de la Pepa y el Genaro
se iban a cumplir el encargo, el alcalde siguió dándole vueltas a <st1:personname productid="la cabeza. Se" w:st="on">la cabeza. Se</st1:personname> quitó el
sombrero, se secó la frente con el pañuelo y masculló: “necesitaríamos al
Demetrio, que tocaba muy bien, pero claro…” Todos sabíamos que el Demetrio no
podría acudir, bien guardado como estaba en el Dueso, a pensión completa por gentileza
del caudillo. “Quizás el Antonio… no es que un bombo sea muy adecuado, pero si
no hay otra cosa…” El Perico, deseoso de hacer méritos como falangista de
última hora, se marchó corriendo y sudando hacia la casa del Antonio, que vivía
a las afueras del pueblo. “Y luego tú, Vidal, también tenías una trompeta, ¿no?
Vete a buscarla, venga”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Mientras tanto, Pepa la Pocha y el
Sebas habían llegado. La Pepa con el tambor colgado de un hombro, protestando
porque había tenido que dejar la comida al cuidado de su madre, que la pobre
ponía muy buena voluntad, pero ya no se enteraba de nada. El Sebas se mantenía
en silencio, agarrando la trompeta con cara de desconfianza. No mucho después,
llegó el Antonio con el Perico, que le ayudaba a trasladar el bombo, seguidos
por el Vidal y su trompeta.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">La flamante banda se reunió frente
al alcalde, que les miró con aire de duda. “No sé yo, pero bueno, si no hay
otra cosa, pues…” El Lorenzo le preguntó: “¿y qué tocamos?” “Pues, no sé…” dudó
el alcalde, “el himno nacional, ¿no?” “Yo eso no me lo sé” declaró el Sebas,
tajante, haciendo caso omiso de la mirada de los falangistas. “Además, con el
bombo, parece que no pega mucho”, objetó por su parte el Antonio. “Eso sí es
verdad”, concedió el alcalde. En fin, pues no sé… algo marcial, algún
pasodoble, algo con ritmo…” “Lo pensaré”, dijo el Lorenzo. Se quedó callado,
mirando al Vidal, que intentaba unos acordes de prueba. De pronto, alzó la
cabeza, asintió para sí y se dirigió a los músicos, cuchicheándoles
instrucciones. “¿De acuerdo?” Todos asintieron.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Estaban afinando los instrumentos,
causando un ruido del demonio, cuando llegó corriendo sin aliento el chico de
la Pocha, que había sido enviado a las afueras del pueblo, a hacer de vigía.
“¡Ya vienen, ya vienen! Están donde el pajar del Sixto”. “En cinco minutos los
tenemos aquí”, dijo el alcalde. “Vamos”, se dirigió a su séquito, “todos en
orden”. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Se pusieron todos muy tiesos, las
señoras tirándose de la falda y mirando con disimulo si las medias tenían
carreras, el boticario y el alcalde abrochándose la chaqueta, el cura
situándose en primer término, empujando al monaguillo para que no se quedara
atrás. Los falangistas se cuadraron, marciales, los dos guardias se ajustaron
el tricornio, la banda se situó en un lado. Lo cierto es que no era una banda
demasiado lucida, el Vidal tan alto junto a la Pocha, tan bajita, el Antonio
casi más gordo que el bombo, el Sebas con el pelo rojo de punta, y el Lorenzo
con aquella chaqueta vieja, pero, como decía el alcalde, tendría que valer.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Una nube de polvo se dibujó en la
curva y a poco se paró un coche oficial negro y enorme flanqueado por cuatro
motoristas, seguido de otro un poco más pequeño. De este último, salió un tipo
que después sabríamos que era el gobernador civil, acompañado de una señora, la
suya, supusimos, sin mantilla pero con un vestido mejor que el de <st1:personname productid="la alcaldesa. Se" w:st="on">la alcaldesa. Se</st1:personname> bajó
el chófer del primer vehículo, se apresuró a abrir la puerta de atrás y
apareció él, con gafas de sol y uniforme militar, con muchas condecoraciones y
un amplio fajín rojo alrededor de <st1:personname productid="la cintura. El" w:st="on">la cintura. El</st1:personname> alcalde, sudando de los nervios y del
calor, se acercó a saludarle muy obsequioso, mientras los falangistas levantaban
el brazo como un solo hombre. El objeto de tantas atenciones saludó, cogió unos
papeles que le tendía el chófer y soltó un discurso con voz atiplada sobre los
indudables beneficios que el pantano iba a traer a la comarca y a la provincia,
así como a España entera. Una vez terminado, el cura se acercó a la obra de
ingeniería con el monaguillo y roció abundamentemente con agua bendita a los concurrentes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Fue entonces cuando el alcalde hizo
una seña disimulada a <st1:personname productid="la banda. El Lorenzo" w:st="on">la
banda. El Lorenzo</st1:personname> se puso en posición, alzó la mano y
empezaron a oírse unos acordes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Nos miramos todos, desconcertados.
Al principio podía parecer un pasodoble, pero luego no nos cupo duda. Durante un
rato, nos llegó la alegre melodía que cantaba las virtudes de aquella vaca lechera
que no era una vaca cualquiera, porque daba leche merengada, tolón, tolón. Dos
niñas se cogieron de la mano y se pusieron a bailar. Los falangistas se
miraban, entre incómodos e iracundos. El alcalde estaba más blanco que la leche
de la famosa vaca, su mujer en cambio estaba roja como un tomate y se abanicaba
con furia. El gobernador civil ponía cara de circunstancias y el objeto del
homenaje se mantenía impasible tras sus gafas oscuras.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">Al acabar la melodía, el Lorenzo
levantó de nuevo la mano, dispuesto a acometer otra pieza, pero el alcalde,
furioso, se la bajó de un golpe. Se hizo el silencio. Todas las miradas estaban
puestas en Franco, que se mantenía inmóvil. Pasaron unos cuantos segundos,
largos como horas. Luego, el caudillo hizo un vago gesto de despedida y entró
en su coche. El gobernador civil y su señora hicieron lo propio y un momento
más tarde se habían transformado en una nube de polvo que se perdía en el horizonte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">El alcalde se quitó el sombrero,
sudando más que nunca y miró con rabia al Lorenzo. “Ya hablaremos de esto”,
amenazó, mientras se ponía en camino en dirección contraria a la nube de polvo,
seguido por su señora, que trataba de quitarse la mantilla que se le venía a <st1:personname productid="la cara. Tras" w:st="on">la cara. Tras</st1:personname> ellos,
encabezado por el cura y el monaguillo, marchaba el resto del comité de
recepción. Los falangistas iban ceñudos, murmurando algo sobre blandura y
aceite de ricino.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: x-small;">La banda se disolvió y cada uno se
marchó para su casa, el Antonio rodando el bombo, el Sebas con cara de
inocencia, la Pepa mascullando que a ver si p</span>odía terminar la comida de una
vez, si es que su madre no había hecho ninguna barbaridad en <st1:personname productid="la cocina. El Lorenzo" w:st="on">la cocina. El Lorenzo</st1:personname>
iba tarareando la cancioncita, no muy impresionado, al parecer, por la amenaza
del alcalde. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
La verdad es que nunca llegó a
hablar con él. Bastante preocupado estaba el alcalde para acordarse de la
conversación pendiente. Cada vez que iba hacia el ayuntamiento, se quedaba
mirando de reojo a la oficina de telégrafos, conteniendo la respiración hasta
que pasaba de largo. Una semana después, salió el telegrafista con cara de
funeral y le tendió un telegrama. El alcalde lo leyó, se le contagió la cara de
funeral y aquella misma tarde se fue para la capital de <st1:personname productid="la provincia. No" w:st="on">la provincia. No</st1:personname> hizo
comentarios, ni a la ida ni a <st1:personname productid="la vuelta. Pero" w:st="on">la vuelta. Pero</st1:personname> total, ya daba lo mismo, porque a
partir del día siguiente el boticario pasó a ser el alcalde del pueblo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
El Lorenzo, por su parte, siguió
tarareando cada vez que pasaba por la plaza, mientras nosotros, desde el bar
del Germán, disimulábamos la risa.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoPlainText" style="text-indent: 0cm;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-30201756223244808462013-06-12T02:01:00.000-07:002013-06-12T02:01:14.955-07:00LA INSPIRACIÓN<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 42.45pt 0.0001pt 21.3pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="text-indent: -14.15pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 42.45pt 0.0001pt 21.3pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;">Es fin de semana y hace un día de primavera maravilloso, pero Ed se ha resistido a las propuestas para salir por ahí, a hacer algún viaje corto. Tentador, qué duda cabe, pero no, muchas gracias, responde con firmeza, voy a empezar a escribir. Del sábado, no pasa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;">Así que el sábado
se levanta a las 11, una hora que a él mismo le espanta por temprana. Durante
unos momentos, medita si ponerse inmediatamente a escribir o atender a unos
mínimos requerimientos higiénicos. Como la barba le pica a rabiar, opta por
esto último, y tras un afeitado y una ducha rápida se vuelve a poner el pijama
(¿para qué va a vestirse, si no va a salir de casa?), se acomoda frente a la
mesa, enciende el ordenador y abre un documento en blanco. Se queda mirando al
cursor que parpadea, servicial, y se da cuenta de que todas las magníficas
ideas concebidas previamente (muchas de ellas, mientras dormía) le parecen
ahora absurdas, anodinas e indignas de ser consignadas por escrito. Bueno,
paciencia, el miedo a la página en blanco, es sabido. Será cosa de desayunar,
para tomar fuerzas y despejar la mente.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;">Va a la cocina,
prepara un café bien cargado y vuelve ante la mesa, con la taza humeante y unas
rosquillas algo duras que ha encontrado en un armario de <st1:personname productid="la cocina. Se" w:st="on">la cocina. Se</st1:personname> toma el
desayuno sin dejar de mirar la página en blanco, donde parpadea sin tregua el
fiel cursor. Se tira así un buen rato, hasta sentirse casi hipnotizado. Al fin,
se despereza, se rasca la coronilla, se desabrocha el primer botón del pijama,
lo retuerce hasta que lo arranca y se enfada consigo mismo porque luego tendrá
que coserlo. Lo deja a un lado y se levanta a buscar un cigarrillo, acallando
la voz interior que le recuerda que hace un par de semanas decidió dejar de
fumar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;">Lo enciende,
aprecia el sol que se cuela por la ventana del balcón y decide salir a
fumárselo disfrutando de la buena temperatura. Se acoda en la barandilla,
expulsando humo y mirando pasar los coches y a las vecinas que cotillean al
volver de <st1:personname productid="la compra. Al" w:st="on">la compra. Al</st1:personname>
fin, cuando comprende que no puede fumarse el filtro, lo tira a la calle y
vuelve ante el ordenador, comprobando que el cursor sigue parpadeando sin
moverse del sitio, el muy cansino.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;">Cuando los párpados
están a punto de cerrársele, un susurro le atraviesa el cerebro. Se despabila,
contento y escribe: <i>Aquella tarde llovía
intensamente</i>. Se para, contempla la frase y la considera, crítico. Llega a
la conclusión de que no está bien empezar con un adverbio en “mente” y lo
cambia por <i>de forma intensa</i>. Decide
que no le gusta: parece una frase del hombre del tiempo. Vuelve a poner <i>intensamente</i> y se detiene, mirando
rencoroso al cursor, que espera al final de la frase como un perrito fiel. Tas
un buen rato bosteza, se rasca de nuevo, selecciona la frase, cambia varias
veces el estilo de letra del texto, para llegar a la conclusión de que el
primero era el que más le gustaba. Luego, con el traductor automático lo pasa
al chino y se dice que es una pena que nadie lo entienda, con lo bonito que
queda. Vuelve a traducirlo al castellano, comprobando con satisfacción que el
resultado es <i>Intensamente del llovía del
tarde de Aquella</i>. Pero, la verdad es que, a pesar de ser muy estético, no
le sirve, así que vuelve a escribir la frase inicial y se pregunta a quién
puede importarle que lloviera o no aquella tarde. Intenta imaginar a un
personaje. ¿Chico o chica? Se inclina por la segunda opción, pero no entiende
qué demonios hace ella en medio de la calle con la que está cayendo. De pronto,
se da cuenta de que tiene un nuevo cigarrillo entre los dedos, y eso que él
había decidido dejar de fumar hace dos semanas. Se encoge de hombros, lo
enciende y se lo fuma despacio, dejando a su posible protagonista en medio del
aguacero.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;">Tira la colilla al
suelo y de pronto se da cuenta de que tiene mucha hambre. Claro, como que son
cerca de las tres de la tarde, hay que ver cómo pasa el tiempo. Medita si pedir
una pizza por teléfono o hacerse un bocata. Al fin, se decide por la segunda
opción y se dirige a <st1:personname productid="la cocina. Vuelve" w:st="on">la
cocina. Vuelve</st1:personname> al cabo de un rato con una cerveza y media
barra de pan (no demasiado seco) en la que ha intercalado un montón de cosas
que ha encontrado en la nevera, algunas de ellas sin caducar. Corre la silla
hacia un lado, no tanto por no echar migas en el ordenador como por evitar la
vista del solícito cursor, que está empezando a caerle francamente mal. Termina
la comida y, en contra de su costumbre, deja el plato en el fregadero, aunque
olvida el vaso en la mesa, junto al botón arrancado del pijama. Se prepara un
café y se vuelve con la taza hacia su puesto de trabajo, considerando durante otro
rato cuál puede ser la interacción de la lluvia con la posible chica (como
recordatorio, escribe la palabra: <i>chica</i>
después de la frase).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;">Se despierta con un
respingo, a punto de caerse de <st1:personname productid="la silla. El" w:st="on">la
silla. El</st1:personname> teléfono está sonando desesperadamente. Balbucea
una respuesta, notando que el salón está ahora muy oscuro. Vaya, pues ha debido
dormir un buen rato. Consigue enterarse de que un colega le está proponiendo
salir con unas amigas que han venido de visita, aprovechando el fin de semana y
el buen tiempo. Está a punto de negarse, virtuoso, pero al final acepta. Mira
por última vez la pantalla del ordenador, le da a “salvar” (por si acaso) y le
alegra enormemente ver desaparecer el cursor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #990000;">Una hora más tarde,
sin pizca de remordimiento, con un whisky a mano, conversa con una chica muy
agradable a la que inmediatamente ha catalogado como futura posibilidad
interesante. Al cabo de un rato de amena charla, ella le pregunta a qué se
dedica. Por un momento, está a punto de contarle cuál es el anodino trabajo que
le da de comer esta temporada. Pero consigue reaccionar a tiempo, hace una
pausa disfrutando de la cara de espectación de su nueva amiga y le dice, muy
serio: “estoy escribiendo una novela”. </span></div>
Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-74071404687370705102013-05-09T03:02:00.000-07:002013-05-09T03:02:24.693-07:00DE VUELTA<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Uno de los
privilegios de la edad, piensa gata vieja, es que una puede permitirse el lujo
de ir más despacio, se acabaron las urgencias; total, nadie te espera. Así que
una de sus distracciones favoritas es subirse al tejado al atardecer, tendida
sobre las tejas que aún conservan el calorcito del sol, y pasar el tiempo
viendo las evoluciones de las golondrinas, con sus chillidos como música de
fondo. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Cuando se
marchan, en esa hora en que la luz del día se vuelve cada vez más azul, conviene
esperar a que salga la luna, mejor si está bien llena, y ver cómo sube por el
cielo, y cómo, obedeciendo tal vez a su llamada, los gatos jóvenes salen de
cortejo, mientras las gatas les aguardan impacientes, a pesar de su fingida
displicencia. Luego, son sus gritos de éxtasis los que sirven de música de
fondo a las reflexiones de gata vieja, y ella sonríe indulgente, pensando que
no es tan malo estar ya de vuelta de todo eso, pasada de calores como quien
dice, viviendo la vida como se presenta, sin especiales ansias, sin pedirle
nada.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Pero entonces,
aparece por la esquina un macho, no muy joven, no especialmente bello, pero sí
con un aire de seguridad y aplomo que ella no puede sino apreciar. Contempla
sus pasos firmes y cautelosos, las orejas erguidas, el reflejo de plata que la
luna pinta en su lomo, y no puede evitar un estremecimiento ya olvidado. Se
sacude, perpleja, mientras él gana el siguiente tejado con un salto ágil; ni
siquiera la ha visto. Gata vieja sonríe para sí, irónica, y vuelve los ojos
hacia la luna que reina en el centro del cielo. “Esto es culpa tuya”, reprocha
en silencio, “vaya bromitas me gastas, hermana”.</span></span></div>
Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-53648535135851976702013-04-30T02:38:00.001-07:002013-04-30T02:40:07.046-07:00LA MADRE<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Se había marchado hacía mucho
tiempo. El padre acabó resignándose, era un mal hijo, no había que darle más
vueltas. Pero la madre no dejó un solo día de esperar su regreso. Todas las
tardes, a la caída del sol, se sentaba en la puerta de casa, mirando al fondo
de la calle, por donde se iba hacia las huertas, diciéndose que, de un momento
a otro, le vería aparecer. Pasaron los días, los años, monótonos, tercos, sin
hacerla desistir de su espera. Su marido, a veces, se la quedaba mirando y entraba
en la casa sin decir nada, mientras ella fingía que no se daba cuenta.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Mientras esperaba, sentada en la
silla, rezaba pidiendo lo que acabó por considerar un milagro. Acudió a
videntes que, tras estudiar caracolas, posos de té, vasos de agua medio llenos,
le aseguraban que no debía perder la esperanza, y ella volvía con renovada
fuerza a su cita frustrada de cada tarde. Sólo en una ocasión, aquella vieja
del pueblo, tras echar las cartas varias veces, pronunció palabras oscuras y
amenazadoras. Ella prefirió no hacerle caso, pensó que chocheaba.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">El tiempo se llevó por delante al
padre, que acabó muriendo sin que ella casi se diera cuenta. Después del
entierro, volvió a sentarse en la puerta de casa, con el rosario entre las
manos, haciendo promesas.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Sin embargo, aquella tarde no había
salido a <st1:personname productid="la puerta. Llov■a" w:st="on">la puerta.
Llovía</st1:personname> con fuerza, y ella había instalado su puesto de
observación dentro de la casa, sin dejar de mirar hacia la calle azotada por <st1:personname productid="la lluvia. Entonces" w:st="on">la lluvia. Entonces</st1:personname>
lo vió llegar, una mochila al hombro, desdibujado por el agua y <st1:personname productid="la distancia. La" w:st="on">la distancia. La</st1:personname> madre
entornó los ojos, tratando de distinguir mejor aquella forma de caminar
inconfundible. Según se fue acercando comprobó que no se había equivocado.
Lanzó un grito de júbilo, soltó el rosario y salió a la calle atropelladamente,
indiferente al agua que <st1:personname productid="la empapaba. Se" w:st="on">la
empapaba. Se</st1:personname> abrazó a él, musitando que lo sabía, que lo
sabía desde siempre. Él la pasó un brazo por los hombros, y ella notó que
estaba muy delgado. Entraron juntos a <st1:personname productid="la casa. La" w:st="on">la casa. La</st1:personname> madre le condujo a la habitación. Él se
sorprendió al ver que estaba limpia, la cama recién hecha. Ella dijo
sencillamente: “sabía que vendrías”.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Al día siguiente, la madre preparó
la comida que más le gustaba de niño, y él la celebró diciendo que se había
acordado de sus guisos muchas veces. Ella quiso entonces saber dónde había
estado, qué había hecho, pero él miró al plato, silencioso, y ni en ese momento
ni después dio ninguna explicación. Todavía ella intentó preguntar alguna otra vez,
pero la respuesta siempre era un silencio obstinado, el ceño fruncido, y dejó
de insistir para no molestarle.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Durante un tiempo, él se dedicó a
trabajos ocasionales, de los que volvía siempre cansado y contento. Ahora, la
madre esperaba sentada en la puerta sólo por el gusto de verle venir, al caer <st1:personname productid="la tarde. Cuando" w:st="on">la tarde. Cuando</st1:personname>
llegaba, se levantaba de la silla, le daba un beso y se marchaba a la cocina, a
preparar esos platos que le gustaban. Pero un día se retrasó, la noche había
caído hace tiempo cuando le vio venir por el fondo de la calle, la cena estaba
en la mesa, ya fría. Le preguntó qué había sucedido, y él dijo, con mala cara,
que tenía derecho a tomarse una copa con los amigos. Ella prefirió no darle
importancia, olvidar la angustia de las horas pasadas esperándole, temiendo que
no volviera. Después, se acostumbró a que muchos días la cena se enfriase antes
de que él apareciera, o a oírle llegar de madrugada, gritando incoherencias de
borracho. Ella entonces aprendió a ignorar su propia angustia, los chismes
malintencionados de las vecinas. Lo único importante es que había vuelto a
casa.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Una noche, ya acostada, oyó sus
pasos inciertos, acompañados esta vez una risa femenina y estridente. Metió la
cabeza bajo la almohada y repitió sus gastadas oraciones, intentando no darse
cuenta de lo que sucedía en la habitación de al lado. Pero al día siguiente no
tuvo más remedio que enterarse. Mientras preparaba el desayuno, una mujer se
asomó a la puerta de la cocina, mirándola con sorna. En los labios tenía un
cigarrillo que dejó un rastro de ceniza en el suelo. Desapareció sin decir
palabra, y poco después la puerta de la calle se cerró con un golpe brusco.
Ella siguió trajinando y no mencionó el encuentro a su hijo, cuando apareció, sin
afeitar y en pijama. Sólo le preguntó si aquella mañana no iba a trabajar. Él
se encogió de hombros y dijo que le habían despedido. Después, preguntó con
aspereza si no estaba todavía el desayuno. La madre acabó de prepararlo y se lo
puso delante sin decir nada.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Las risas se repitieron varias
noches. Ella aguardaba en su cama, tapando el ruido de la habitación de al lado
con sus rezos. No volvió a encontrarse con la mujer en la cocina, porque
aprendió a permanecer en su cuarto hasta que oía sus tacones alejarse por el
pasillo, camino de la puerta.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Después, descubrió que faltaba parte
del dinero que guardaba en un sobre, dentro de un cajón de la cómoda. Pensó que
se trataría de una equivocación, quizás había gastado más de lo que creía.
Pero, pocos días después, encontró el sobre vacío. Miró el monedero, pero
tampoco allí encontró nada. Cuando el hijo volvió, ya de noche, le preguntó si
sabía algo del dinero. Él no negó, le dijo que lo había cogido; al fin y al
cabo lo necesitaba más que una vieja como ella. La madre se tragó el disgusto y
no respondió.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;"><o:p> </o:p><span style="text-indent: 0cm;">iguió esperándole en la puerta por
las tardes, aunque cada vez con más frecuencia él llegaba de madrugada, y a
veces ella pensaba si no sería mejor así, porque temía su mal humor, sus voces
destempladas, sus exigencias, sus peticiones de un dinero que ella no podía
darle. Se esforzaba por complacerle, tenerlo todo a punto, su habitación limpia
y arreglada, la comida en la mesa, aunque fuera tan tarde, después de una larga
espera en que no podía contener la angustia, sabiendo que llegaría borracho,
dando trompicones por la calle adelante, o temiendo no volver a verle nunca.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Incapaz de aguantarlo por más
tiempo, un día se armó de valor. Cuando llegó por la tarde habló con él, le
pidió que dejara de beber, que buscara otro trabajo. Él la miró con ojos
vidriosos, farfulló que no se metiera en cosas que no entendía y le dio un
empujón. Desde el suelo, ella le vio alejarse hacia el dormitorio. Se incorporó
con dificultad, apoyándose en la pared más cercana. Le dolía el hombro, se lo
había golpeado al caer, pero no era eso lo que más le dolía. Fue a la cocina y
se quedó allí mucho tiempo, sentada delante de la mesa, diciéndose que debería
levantarse y preparar la cena, se estaba haciendo tarde. Al fin, se puso en pie
con dificultad, se acercó a la alacena y rebuscó en el cajón, sin hacer caso de
la punzada de dolor que sentía en el hombro. Avanzó temerosa por el pasillo,
hasta la puerta de la habitación del hijo, apoyó el oído en la puerta y sintió
sus inquietos ronquidos. Abrió la puerta con cuidado, para no despertarle y le
miró largo rato, dejándose invadir por la tristeza. Luego, sacó el cuchillo de
debajo del delantal y se lo clavó con todas sus fuerzas en el pecho.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #351c75;">Caminó despacio hasta la puerta,
cogió su silla y se sentó afuera, el rosario entre las manos, mirando la calle
que se perdía hacia las huertas, cada vez más oscura mientras caía la noche. </span></span></div>
Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-3966996174924946862013-04-23T04:13:00.000-07:002013-04-23T04:27:31.938-07:00EL LIBRO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Era antigua, muy antigua. Tanto como
la ciudad, tanto como el río, que quedaba enfrente. O eso le gustaba imaginar a
él. Cuando volvía del trabajo, solía pararse frente al escaparate, donde los
libros parecían haberse acomodado según criterios que sólo ellos entendían.
Aquella tarde, por fin, venció la timidez y se decidió a entrar. Desde la
puerta, echó un vistazo al caos reinante. Respiró con agrado el olor del papel
viejo mientras recorría el poco espacio que no estaba cubierto de libros. Al fondo,
tras un escritorio, un hombre calvo leía a la improbable luz de una lamparita.
No pareció percatarse de su presencia, así que se dedicó a fisgar a su gusto.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Se fijó en un grueso tomo, que
destacaba en una mesa junto al escaparate, brillando suavemente a la escasa luz
que entraba por los cristales sucios. Acarició la cubierta, estropeada por una
mancha oscura, y lo abrió por la primera página. Era el último tomo de un
diccionario, impreso a dos columnas y, a juzgar por el sello de la primera
página, procedía de una biblioteca. Pasó las hojas, apreciando el crujido del
papel amarillento, detectando, con placer de arqueólogo, palabras en desuso
hacía un siglo.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Al volver una página, vio un pequeño
dibujo. Un hombre sostenía una espada, mientras tendía hacia adelante el otro
brazo, en gesto de advertencia, o amenaza. Era un dibujo torpe, casi infantil,
le pareció, impropio de aquel libro. Lo examinó, un poco intrigado. No había
visto ilustraciones hasta ese momento, ni encontró ninguna otra en las páginas siguientes.
La sonería grave de un reloj de pared, medio oculto entre dos pilas de libros,
le informó de que ya eran las ocho. Soltó el diccionario y salió, despidiéndose
del calvo, que no se dio por aludido.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente, se dirigió a la
librería en cuanto salió del trabajo. Comprobó con alivio que el diccionario
seguía en el mismo sitio. Pasó la mano por el suave brillo del cuero color
castaño y se puso a hojearlo, pero no vio el dibujo. Le sobresaltó la sonería
del reloj. Se había hecho muy tarde. Cogió el volumen y fue hasta el escritorio
en que el calvo examinaba facturas. </div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Le pareció advertir sorpresa en la
mirada del hombre cuando le preguntó el precio. Cortó con impaciencia sus
explicaciones de que era un volumen disparejo e insistió con brusquedad en su
deseo de adquirirlo. El otro se encogió de hombros y le dijo una cifra. Era un
precio exagerado, pero sacó el dinero y pagó sin decir nada. Rechazó el
ofrecimiento de una bolsa para guardarlo y salió a la calle con el tomo debajo
del brazo.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Una vez en casa, se sentó junto a la
lámpara de pie del salón, lo colocó sobre una mesita y empezó a examinarlo
desde el principio. Allí estaban todas las palabras muertas hacía tiempo, pero
ni rastro del dibujo. Siguió buscando, con creciente impaciencia, hasta que le
interrumpió el sonido del teléfono. La voz alegre de Bea le contó que acababa
de llegar de viaje, que se moría de ganas de verle y que quería tomar una copa
con él. Rechazó la propuesta, poniendo como excusa el cansancio, y colgó.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Volvió a su exploración, hasta
llegar al final del volumen. Nada. Meneó la cabeza, incrédulo. Pensó que se
habría llevado por error otro tomo diferente, pero la mancha de la portada y el
sello de la biblioteca le confirmaron sin dudas que no era así. Bueno, era un
dibujo pequeño, no se habría fijado bien. Fue a buscar una lupa, y siguió
mirando. Al cabo, notó que le dolían los ojos. Eran cerca de las tres de <st1:personname productid="la madrugada. Mejor" w:st="on">la madrugada. Mejor</st1:personname>
ir un rato a dormir, por la mañana seguiría buscando.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Apenas pudo descansar. En los breves
ratos de semisueño, le parecía ver un gesto amenazante, el brillo de una
espada. Se levantó muy temprano, se echó agua en la cara y todavía en pijama
volvió al salón. El libro esperaba, encima de la mesa, su encuadernación
brillando suave a la luz de <st1:personname productid="la l£mpara. Se" w:st="on">la
lámpara. Se</st1:personname> sentó frente a él, cogió la lupa y volvió a
examinarlo despacio, asegurándose de que no se saltaba ninguna página. Lo
examinó con angustia creciente, de principio a fin, hasta que el colofón le
informó, con sarcasmo, de la fecha de impresión y el santo del día. Se dijo
vagamente que eso ya no se ponía, y se preguntó, irritado, dónde estaría el
dibujo que se empeñaba en escapársele. Con tenacidad maniática empezó desde la
primera página, desde el sello desvaído de la biblioteca ya inexistente, desdeñando
las palabras muertas que le salían al paso. </div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Le interrumpió el timbre del
teléfono. Llamaban de la oficina, extrañados de que no hubiera ido a trabajar.
Se dio cuenta entonces de que la luz del día llenaba ya el salón: eran más de
las doce. Contestó que se había levantado con fiebre, y mientras colgó se dijo
que, después de todo, no dejaba de ser cierto. Se obligó a ir a la cocina, y
preparó un café, que tomó sin ganas. Enseguida volvió a ponerse frente al
libro, la lupa en <st1:personname productid="la mano. El" w:st="on">la mano. El</st1:personname>
teléfono sonó varias veces, hasta que lo desconectó, irritado. Siguió mirando,
interrumpiéndose tan sólo en los momentos en que el cansancio le hacía caer en
una duermevela de la que le sacaba la angustia de una confusa advertencia, el
filo de una espada amenazadora. Creyó oír que llamaban a la puerta.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Debió dormirse de madrugada, porque
despertó de golpe en pleno día: ahora no cabía duda, estaban aporreando <st1:personname productid="la puerta. Decidi" w:st="on">la puerta. Decidió</st1:personname> no
contestar. El libro estaba abierto frente a él, debía examinarlo otra vez, no
tenía tiempo de atender a nadie… Escuchó el sonido de la llave en <st1:personname productid="la cerradura. Un" w:st="on">la cerradura. Un</st1:personname>
momento después, la portera y Bea estaban frente a él, mirándole con fijeza.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Tras un momento de tenso silencio,
la portera anunció que se iba. Se rascó la barba, confuso. Cayó en la cuenta de
que debía tener una pinta lamentable, sin afeitar, con aquel pijama arrugado.
Bea se lo confirmó, interesándose, de paso, por la última vez que se había
duchado. Confesó que no se acordaba, como tampoco del día de la semana en que
estaban. Puso cara de asombro cuando ella, en un tono muy frío, le contestó que
era domingo.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-¿Domingo? Si ayer era jueves…</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-Precisamente -replicó ella, con
impaciencia- Llevo tres días llamándote y no contestas, he venido a verte y no
abres. Ya me tenías preocupada.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-Es que, verás, estoy buscando el
dibujo.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-Como no te expliques mejor…</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Le señaló vagamente el libro
abierto, mientras se pasaba la mano por los ojos, que le escocían a rabiar.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-Estaba ahí, pero no lo encuentro.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Bea se cruzó de brazos, se sentó en
una butaca próxima y manifestó que debía estar muy espesa, porque seguía sin
entender nada. Él le habló entonces del dibujo, de cómo lo había visto por
primera y única vez cuando miró el diccionario en la librería, de cómo lo
buscaba desde entonces. No faltaba ni una sola página, estaba seguro, lo había
comprobado cien veces. Y no, no se había equivocado de libro, era el mismo, sin
duda, la misma mancha en la portada, el mismo sello de la biblioteca
desaparecida. Ella siguió escuchando con atención, los brazos cruzados, hasta
que él terminó de hablar.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-Vale, sí, había un dibujo y no lo
encuentras. ¿Y qué?</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Él la miró, estupefacto, con sus
ojos hinchados.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-¿No lo entiendes? Estaba ahí, y era
un tipo con una espada, y si ya no está, quién sabe dónde se habrá metido, qué
pueda hacer. Ya, ya veo que no lo entiendes ‑prosiguió, con pesar-. Verás, hay
otra posibilidad, y es que verdaderamente haya desaparecido del todo, que no
esté en ningún sitio, y eso es aún peor, porque entonces, entonces…</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Se detuvo, intentando encontrar
palabras convincentes. Habló de la totalidad, la rotura del equilibrio, el
vacío, el caos. Se calló al fin, sin dejar de mirarla con aire de desamparo.
Ella se mantuvo un rato en silencio, devolviéndole <st1:personname productid="la mirada. Luego" w:st="on">la mirada. Luego</st1:personname>,
suspiró, se puso en pie, se dirigió hacia el libro y lo cerró de golpe. Se lo
puso bajo el brazo, sin hacer caso de la expresión de alarma de él.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-Bueno, sigo sin entender muy bien.
Creo que has estado trabajando demasiado, o algo así. Te diré lo que vamos a
hacer: tú ahora te aseas como es debido, o sea, te afeitas, te duchas, metes
ese pijama en la lavadora y te vistes de persona. Yo, mientras tanto, voy a
resolver esto de una vez. Luego, te vengo a buscar y nos vamos a dar un paseo y
a comer algo: necesitas que te dé el aire.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Sin dejarle replicar, se fue hacia
la puerta, con el libro bajo el brazo. Cerró tras ella y bajó las escaleras
deprisa. Casi corriendo, llegó hasta la calle del río y bajó al muelle. Se
acercó al agua y agarró el libro con las dos manos. El sol hacía brillar suavemente
su cubierta manchada. Se detuvo un momento y lo abrió al azar. Le pareció ver
una pequeña ilustración. Volvió las páginas. No, no había nada. Lo cerró de
golpe y lo lanzó a la corriente.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Volvió sobre sus pasos, ya casi
tranquila, disfrutando del sol de <st1:personname productid="la maana. Abri" w:st="on">la mañana. Abrió</st1:personname> la puerta de la casa y anunció que
estaba de vuelta. Le alivió escuchar una voz alegre respondiendo desde el
cuarto de baño. A poco, él entró en el salón, envuelto en el albornoz, sin
rastro de barba, el pelo mojado, sonriendo. Se paró frente a ella, le acarició
la mejilla y le dio las gracias.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-Me estaba volviendo loco. Si no es
por ti, no sé…</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Luego, se fue a la habitación, para
regresar enseguida, ya vestido, anunciando que se moría de hambre.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
Salieron a la calle, cogidos del brazo.
Él propuso un restaurante cercano y ella dijo que no terminaba de convencerle.
Siguieron charlando hasta llegar a la calle que daba al río. Entonces, Bea se
soltó y se acercó al pretil. Se quedó quieta, mirando un momento <st1:personname productid="la corriente. Luego" w:st="on">la corriente. Luego</st1:personname>,
se volvió hacia él, el ceño levemente fruncido.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
-Oye, una cosa... ¿Ese dibujo, cómo era? ¿Un tipo con una espada, me dijiste?</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
</div>
</div>
Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-83158379642532955562013-03-19T09:45:00.003-07:002013-03-19T09:48:29.408-07:00LAZOS DE SANGRE<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">La mujer es mayor,
más de 70 años. Pelo blanco no muy bien peinado, sobrepeso, piernas que denotan
por su modo de andar las dificultades de <st1:personname productid="la edad. Abrigo" w:st="on">la edad. Abrigo</st1:personname> oscuro y
mochila con ruedas de colores. Esta última no es suya, sino del nieto al que
lleva al colegio. Dos autobuses diarios, a las 8,30 de la mañana, todos los
días lectivos del año. El niño tiene unos 7 años, va bien tapado con gorro y
bufanda; quizás esto le haga parecer más inexpresivo de lo que es. En todo
caso, no habla, nunca habla. Va junto a su abuela, en el asiento de al lado,
pero ni siquiera la mira, ni cuando ella entabla conversación con la madre de
otro niño que acude al mismo colegio: permanece mirando por la ventana,
indiferente, aunque estén hablando de él. Cuando llegan a la parada, se baja
tras la mujer, que arrastra su mochila camino de la parada del otro autobús,
tarea pendiente que aún le queda, como luego será volver a cogerlos ella sola en
sentido inverso, deshacer el camino para llegar a casa, a hacer las tareas de
todos los días, la cama que dejó deshecha para no retrasarse, la cama en que
con gusto se echaría un rato más a dormir, aunque ya no son horas. Sí, le
gustaría dormir un poco más todas las mañanas, en lugar de tener que salir a la
calle tan temprano, haga frío o llueva, para llevar a su nieto al colegio, ese
nieto que es su principal tarea, también por la tarde, por la tarde, cuando
acude a buscarle, o cuando le ayuda con los deberes, porque sus padres están
demasiado ocupados con el trabajo. Ese nieto, en el que no deja de pensar en
todo el día, que siempre tiene presente, que es su principal preocupación, su
misión en este mundo, ese nieto al que odia con toda su alma.</span></div>
Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-15215691670314335312012-05-24T03:34:00.000-07:002012-05-30T08:34:53.834-07:00CANCIÓN TONTA<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;">Las coliflores
empezaron a cantar de madrugada. Hacía un vientecillo fresco y vigoroso que
acompañaba la canción como un coro de cosacos. Llegaron las cabras, de mirada
ávida, pero las coliflores, a salvo tras su defensa de hojas verdes, continuaron
<st1:personname productid="la cancin. Una" w:st="on">la canción. Una</st1:personname>
bandada de sardinas cruzó el cielo en dirección este-oeste, con gran fastidio
del vientecillo, que no quería distracciones en su afán coral. Las coliflores
seguían cantando, mientras las cabras, inspiradas por su artística actuación,
trenzaban la fina lana que inexplicablemente les había salido en el lomo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;">La pastorcilla se
asomó por la ventana de su casita y, sin prestar atención a la armonía del
canto de las coliflores, demandó a las cabras dónde está mi queso. Las cabras
se encogieron de hombros y siguieron con su fina labor textil, produciendo
jerseys que, si la pastorcilla fuera más lista, le habrían servido para salir
de apuros económicos. En lugar de ello, enojada, sacó el colt 45 que tenía
guardado en una lechera oxidada y amenazó a las cabras, que perdieron el hilo.
Condescendieron, pues, en pasarse por el supermercado próximo y traer el queso
que anhelaba la bella muchacha, que, contenta, se puso a cantar a coro con las
coliflores, mientras esparcía migas de queso acá y allá.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;">Las sardinas
volvieron a cruzar el cielo en dirección contraria, abriendo mucho la boca para
cazar los mosquitos tigre que pululaban buscando a quien devorar. No obstante,
a pesar de su legendaria agilidad, se encontraban abotargados tras haber
atacado a un grupo de turistas alemanes y no fueron capaces de evitar a las
sardinas. Las coliflores, admiradas, entonaron un nuevo cántico en su honor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;">Fue entonces cuando
hicieron su aparición los hipotéticos hipopótamos, buscando una charca adecuada
a su tamaño. Miraron con ojos ávidos a las sardinas, ignorantes de su propia
condición herbívora pero no pudieron alcanzarlas, carentes de alas como
estaban. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;">Las
coliflores persistían en su actividad canora. La pastorcilla se atragantó con
el queso y, tosiendo, cerró la ventana de golpe, profiriendo quejas por el
dolor de cabeza que el canto le había producido, aunque tal vez se debiera ‑no
estaba segura- a que el vientecillo cantor se había transformado en una fría
brisa de poniente que alborotaba a las sardinas. Los hipopótamos, frustrados,
comprobaron cómo sus codiciadas e innaturales presas, dispersadas por el
viento, se alejaban aun más de sus torpes intentos por alcanzarlas. Pero
entonces, un sol muy rojo empezó a salir por el este, alcanzando el centro del
cielo con extraordinaria rapidez, esparciendo calor y dudas por doquier. Las
sardinas, conscientes del peligro, desaparecieron hacia el oeste, salvo alguna
desprevenida despreocupada que se quedó donde estaba, fascinada con los
mosquitos restantes, que habían empezado a volar en círculos. Fue así como
perecieron achicharradas por la potencia solar, yendo a caer, ya fritas, en las
fauces de los hipopótamos, que celebraron el suceso con alegre gula, si bien
luego se quejaban de indigestión por lo inadecuado de la dieta.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;">Mientras tanto, las
cabras habían abandonado su labor, hartas de tanto tejer, y se dedicaban a
charlar con un grupo de ratones azules que habían acampado entre las hojas de
las coliflores, que se habían callado, perplejas, para gran contento de la
pastorcilla, que procedió a tomarse una aspirina en la tranquilidad de su
casita.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;">Fue entonces cuando
el niño soltó los lápices de colores y, haciendo caso a la llamada de su madre,
dejó el dibujo sobre la mesa y se fue a merendar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja9DJaAKbT-HQcOEgyGMaE8e3_CLb8IcOjOd-pZv-NteX8zumO94crojnK40GDv0zL6PXhnF94iJwHT0AoudqjLBy_Lk52gHFTaQ3G1-bcRk26N6kX05IOD8d79CHbaIxcROEDA2UfI5tA/s1600/LAPIZ+COLOR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="158" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja9DJaAKbT-HQcOEgyGMaE8e3_CLb8IcOjOd-pZv-NteX8zumO94crojnK40GDv0zL6PXhnF94iJwHT0AoudqjLBy_Lk52gHFTaQ3G1-bcRk26N6kX05IOD8d79CHbaIxcROEDA2UfI5tA/s200/LAPIZ+COLOR.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="color: #6aa84f;"><br /></span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-11327461519735671882012-03-08T08:38:00.001-08:002012-03-08T08:39:21.938-08:00LA PERFECTA CASADA<div class="MsoBodyTextIndent" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="color: #674ea7; line-height: 27px;"><br />
</span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><span style="line-height: 150%; text-indent: 0cm;">La verdad es que yo soy muy perfeccionista, tengo que decirlo. Siempre intento hacerlo todo lo mejor posible, y es que ya me lo decía mi madre: “hija, cuesta lo mismo hacer las cosas bien que hacerlas mal”. Así que, cuando leí el libro sobre economía doméstica, pensé que me iba a ayudar mucho, porque una se casa sin ninguna experiencia. Además, era un texto de </span><st1:personname productid="la Seccin Femenina" style="line-height: 150%; text-indent: 0cm;" w:st="on">la Sección Femenina</st1:personname><span style="line-height: 150%; text-indent: 0cm;">, y eso siempre es una garantía. Desde el primer día me puse a ello:</span></span></div></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><span style="font-size: 12pt;"> </span> </span></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><i>Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo. Especialmente su plato favorito.</i><a href="file:///C:/Documents%20and%20Settings/maite.perez/Mis%20documentos/Letras/cuentos/Muheres/La%20perfecta%20casada%20(1).doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference">*</span></a><sup><o:p></o:p></sup></span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Bueno, cocinar me gusta, y si, además, la felicidad en el matrimonio depende de eso, pues, nada, adelante: su plato preferido era el bacalao al pil-pil, así que se lo hacía a menudo. Lo que pasa es que da un poco de trabajo, hay que desalarlo durante 48 horas, porque si queda salado es un horror, y él no se lo comía. Después, utilizar un montón de aceite de oliva, y eso sí era un problema, porque barato no es, y entonces el capítulo aquel de no ser derrochadora se iba un poco al traste, pero la felicidad de mi marido era lo primero. Pero es un plato que, la verdad, es igual que un bebé: tenía que estar pendiente de él continuamente. Primero, que no se quemaran los ajos y luego, venga a mover la cazuela, horas moviendo la cazuela, y a la vez, limpiar la casa, que eso es importantísimo, como que hay que hacerlo dos veces al día:</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><i><span style="color: #674ea7;">Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo en la mañana.</span></i></div></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Y luego, pasar la aspiradora y lavar cuando él no estuviera, porque los hombres son muy sensibles a los ruidos, y cualquier cosita les puede molestar:</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><i>Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador.</i><o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">O sea, que me levantaba muy temprano, para preparar las tareas con anticipación. Sobre todo el desayuno, su desayuno:<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><i><span style="color: #674ea7;">Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo exterior con talante positivo.<o:p></o:p></span></i></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Menos mal que las mujeres no nos enfrentamos al mundo ése, y el desayuno no es vital para nosotras, así que yo me tomaba un café deprisa y corriendo mientras pasaba el aspirador. Para entonces, él ya se había marchado, no sin antes tomarse sus huevos fritos (le gustaban mucho, sabe), su tostada, su zumo, su café... todo lo cual tenía yo dispuesto cuando se sentaba a <st1:personname productid="la mesa. Tampoco" w:st="on">la mesa. Tampoco</st1:personname> antes, porque frío no le gustaba, y es lógico, porque así no hay quien se enfrente con talante positivo al mundo exterior.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Pero le estaba contando lo de <st1:personname productid="la comida. Ya" w:st="on">la comida. Ya</st1:personname> le digo, no es fácil ligar el bacalao al pil-pil mientras pones lavadoras, limpias el polvo, tiendes <st1:personname productid="la ropa... Eso" w:st="on">la ropa... Eso</st1:personname> sin contar con la compra, porque, claro, el pescado y la carne hay que comprarlos a diario. Y es que a él no le gustaban los congelados; es cierto, no saben lo mismo, y la de vitaminas que se pierden al congelar, que también tiene que ver con el mundo exterior. Sí, porque son necesarias para una buena nutrición, ya sabe.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Lo malo es que la cosa no acababa con el bacalao al pil-pil, o lo que tocara ese día, más el primer plato, y a veces el postre, que también hay que preparar algo de postre, porque comer fruta siempre es muy aburrido, eso decía él. Lo malo es que una no parece una estrella de cine después de hacer tantas cosas, y no va a presentarse de cualquier manera delante de su marido. Ya lo decía el libro:<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><i>Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionárselo.</i><o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Sinceramente, yo no sé cuándo tenían tiempo esas mujeres de maquillarse, ni siquiera de ducharse, si me apura. A esas alturas, yo no tenía que retocar nada: tenía que maquillarme desde el principio, y antes de ponerme la cinta en el cabello, tendría que peinarme, digo yo, que hasta entonces no había tenido un minuto, se conoce que no me organizaba bien. Aun así, lo lograba: deprisa y corriendo, pero lo lograba, y llegaba a tiempo para lo de las zapatillas:<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><i><span style="color: #674ea7;">Ofrécete a quitarle los zapatos.<o:p></o:p></span></i></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Y yo lo hacía, claro, y me decía que sí. Ya en eso se notaba que mi aptitud no era todo lo buena que debiera, porque yo le quitaba los zapatos y le ponía las zapatillas, sí señor, él bien sentadito en la butaca y yo de rodillas, con mi mejor sonrisa, pero, qué quiere que le diga, me fastidiaba un poco. Con mi mejor sonrisa, desde luego, porque también eso era mi deber, que lo decía el libro muy claramente:<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><i><span style="color: #674ea7;">Salúdale con una cálida sonrisa, y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos.<o:p></o:p></span></i></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Así que yo, muy sonriente, le escuchaba contarme lo de sus compañeros de trabajo, tan vagos y tan torpes, y de cómo se estaba ganando al jefe, y de cómo el ascenso estaba cantado. Mientras tanto, se zampaba la comida sin ningún comentario, pero no es raro, porque mi deber era hacerla y él no tenía por qué contarme si le gustaba o no. Bueno, si no le gustaba, lo decía, y estaba bien, porque así yo podría hacerla mejor en adelante. Tampoco me preguntaba por ninguna otra cosa, y no es raro: siendo tan poco importantes mis temas de conversación, es comprensible. Que, al fin y al cabo, era lo mismo que pasaba con mis aficiones.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><i><span style="color: #674ea7;">Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.<o:p></o:p></span></i></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">A mí siempre me ha gustado mucho leer, ¿sabe?, pero a él, nada de nada. Ya de solteros se enfadaba si yo le contaba cosas de la novela que tenía entre manos, así que dejé de insistir. De todos modos, después de casada, con tanto quehacer, no me quedaba casi tiempo. Lo que le gustaba era ir de caza. No iba demasiadas veces, tampoco, pero yo le tenía la escopeta siempre limpia y preparada, por si algún fin de semana se iba con los amigos a pegar unos tiros, como él decía. Naturalmente, a mí nunca me invitó a ir con ellos, claro que no, las mujeres no van a esas cosas, así que yo me quedaba sola. De ese modo, tenía tiempo para ir adelantando las tareas de la semana, y podía tener la casa cálida y agradable cuando llegaba.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><i><span style="color: #674ea7;">Durante los días más fríos deberías preparar y encender un soplapollas en la chimenea para que él se relaje frente a él. Después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará un satisfacción personal inmensa.<o:p></o:p></span></i></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Bueno, chimenea no teníamos, y además eso del sopla... ya sabe, no tengo ni idea de qué debe ser, para mí que es una errata del libro, porque yo tengo entendido que ésa es una mala palabra. Lo que sí podía hacer era prepararle una bebida, como contaban:<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><i><span style="color: #674ea7;">Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en <st1:personname productid="la rec£mara. Ten" w:st="on">la recámara. Ten</st1:personname> preparada una bebida fría o caliente para él.<o:p></o:p></span></i></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">El problema (no un gran problema, en realidad) es que nunca tenía muy claro qué le apetecería más, si un café con leche o un whisky con hielo, unos días era una cosa y otros, otra. Además, que tampoco era muy seguro a qué hora iba a llegar, sobre todo los días de caza, que le esperaba con la famosa bebida y la cena lista a las 9 de la tarde y lo mismo te aparecía a la una de <st1:personname productid="la maana. Pero" w:st="on">la mañana. Pero</st1:personname>, claro, eso es normal, los hombres tienen muchas ocupaciones, y no es cuestión de reprochárselo.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><i><span style="color: #674ea7;">Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y estrés, y sus necesidades reales. </span></i></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Así que yo no me quejaba, aunque me hiciera preparar otro café porque el primero estuviera ya frío. Además, me hubiera gustado ir a esas cenas en buenos restaurantes, más que nada por aprender un poco, que luego me decía que no quería las porquerías que yo le preparaba, es normal, cómo voy a competir yo con un cocinero. No me quejaba, no señor, pero me tenían un poco mosqueada aquellos pelos rubios (teñidos) en sus chaquetas, y las manchas de carmín en los cuellos de las camisas, y hasta aquellas llamaditas tan raras, que cogía el teléfono y colgaban sin decir palabra. Yo sabía que los hombres tienen razones que las mujeres no entienden.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><i>No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.</i><o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Sí que lo recordaba, sí, aparte de que él se cuidaba de que lo hiciera, cada vez que me daba el sobre con la paga del mes, con gesto prepotente... quiero decir, magnánimo, no sé en qué estaría yo pensando. Y lo recordaba con especial cuidado a la hora de irnos a la cama.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><i>Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño.</i><o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Ahí sí que me venía bien que viniera tarde por <st1:personname productid="la noche. Por" w:st="on">la noche. Por</st1:personname> una parte, me daba tiempo para planchar, porque las camisas dan mucho trabajo si se quieren dejar bien los cuellos y los puños, y eran muchas, porque él a veces se cambiaba a mediodía, sobre todo en verano. Después, lo dejaba todo presentable para el día siguiente, aprovechaba para darme una ducha, porque en cuanto llegaba se apoderaba del cuarto de baño y no había quién entrara, y de paso arreglaba lo del aspecto:<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><i>Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama... si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche.</i><o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Lo de los rulos sí que no lo hacía yo, porque, en tal caso, aparte de ponérmelos después de que se durmiera, tendría que haberme levantado todavía más temprano para quitármelos, porque cualquiera comprende que si a un hombre le puede resultar chocante verte con rulos a última hora de la noche, le tiene que resultar aún peor verte con ellos cuando se despierta, que lo mismo se cree que es víctima de una pesadilla. Ya sólo quedaba, para complacerle, lo otro, lo de la cama, sí, ya sabe, lo de mis obligaciones matrimoniales:<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><i>En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así, no le presiones o estimules <st1:personname productid="la intimidad. Si" w:st="on">la intimidad. Si</st1:personname> tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.</i><o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Si le soy sincera, después de tres años de matrimonio, yo casi prefería que quisiera dormir, que se daba media vuelta en la cama y ya estaba roncando. Al principio no, claro, porque yo estaba enamorada, y después de cinco años de casto noviazgo, pues... me da un poco de vergüenza hablar de esto, pero, bueno, que me apetecía estar con él; sea como sea, hacía como recomendaba el libro: si tenía ganas, accedía humildemente, muy discreta, porque no le gustaban los numeritos, y casi ni hacía falta lo del gemido, en realidad.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Pues bien: llevábamos tres años de casados, y no puedo decir que me faltara de nada, que en casa tenía todo lo que puede desear una mujer, no como algunas, las pobres, que llegar a fin de mes les cuesta un triunfo. Por mi parte, procuraba cumplir bien con mi deber de esposa, aunque algunos días me sentía muy cansada, y me daban unas ganas de llorar muy tontas. No sé, se ve que, aunque me esforzaba, yo no debía ser muy competente, o no tenía verdadera vocación de servicio, que también lo dicen las de <st1:personname productid="la Seccin Femenina" w:st="on">la Sección Femenina</st1:personname>, y había cosas que se me hacían muy cuesta arriba. Lo que más, lo de las zapatillas, ya ve usted qué tontería, si eso no cuesta ningún trabajo...<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;"><br />
</span></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #674ea7;">Aquel día, me había levantado triste sin saber por qué, y no me apetecía nada ir a comprar el pan tan temprano. ¿No le había contado lo del pan?. A él le gustaba el pan reciente, así que yo bajaba antes de que se levantara, para prepararle las tostadas a tiempo. A pesar de todo, fui, pero hacía frío, y eso me puso de peor humor. No conseguí animarme en toda la mañana, y cuando llegó a mediodía, ni siquiera me acerqué para quitarle los zapatos. Se enfadó, claro, porque después de tanto pelear con el mundo exterior yo no estaba a su disposición. Me dijo que fuera inmediatamente por las zapatillas, y añadió que no valía para nada. Seguro que no le faltaba razón, pero a mí no me gustó que me lo dijera. Sin contestar, me di media vuelta hacia <st1:personname productid="la habitacin. No" w:st="on">la habitación. No</st1:personname> tardé nada en volver con la escopeta de caza bien agarrada, como le había visto hacer a él. Se me quedó mirando, con la boca abierta y la cara muy pálida, muy rara. Qué extraña es la mente humana, señor juez: mientras le apuntaba cuidadosamente entre los ojos, pensé que se le había puesto el mismo color del bacalao al pil-pil.</span><o:p></o:p></div></div><div class="MsoBodyTextIndent2" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div><hr size="1" style="text-align: justify;" width="33%" /><div id="ftn1"><div class="MsoFootnoteText" style="text-indent: 0cm;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><a href="file:///C:/Documents%20and%20Settings/maite.perez/Mis%20documentos/Letras/cuentos/Muheres/La%20perfecta%20casada%20(1).doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference">*</span></a> Los textos en cursiva pertenecen al libro “Economía doméstica para bachillerato y magisterio”. Sección Femenina de <st1:personname productid="la Falange Espaola" w:st="on">la Falange Española</st1:personname> y de las JONS, 1958.</span></div></div></div></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div><div id="ftn1"></div></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-28914747216226404812012-02-14T01:35:00.000-08:002012-02-14T01:35:06.842-08:00AMOR ETERNO<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="color: #cc0000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Era el día de San Valentín y se amaban. Cogidos de la mano, parándose cada dos pasos para mirarse a los ojos y besarse, llegaron hasta el centro del puente. Contemplaron el río como si fuera un milagro, creado solo para ellos. Permanecieron así, abrazados un momento eterno, hasta que él se soltó suavemente y sacó el candado de su bolsillo.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="color: #cc0000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Para siempre? –preguntó.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="color: #cc0000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Para siempre, amor –respondió ella, tendiéndole la llavecita.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="color: #cc0000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Él cerró el candado en torno a la pasarela del puente y juntos tiraron la llave al río.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="color: #cc0000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Se besaron de nuevo, largamente. Él la miró con ternura a los ojos mientras le acariciaba la mejilla por la que rodaba una lágrima de felicidad. Luego, se separó de ella y echó a andar hacia la orilla.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span style="color: #cc0000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Ella intentó seguirle, pero un fuerte tirón la impidió continuar. Asombrada, se dio cuenta de que una cadena la mantenía firmemente unida al candado.</span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-32843179582358087092011-11-08T03:55:00.000-08:002011-11-08T03:55:24.476-08:00AL ALBA<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: #cc0000; font-family: Verdana, sans-serif;">Le despertó un fuerte dolor en la mano izquierda. Un tenue hilo de sangre resbalaba entre los dedos cerrados. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: #cc0000; font-family: Verdana, sans-serif;">Abrió <st1:personname productid="la mano. Sobre" w:st="on">la mano. Sobre</st1:personname> la palma, latía débilmente un pequeño corazón roto.</span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-61174408952581741952011-10-25T02:25:00.000-07:002011-10-25T02:25:20.736-07:00RAÍCES<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">Había bajado a la cacharrería de la esquina a fisgar un poco, sin ánimo de comprar nada, pero vio el montón de viejas monedas, casi borradas por el tiempo y, en un impulso, se gastó la paga de la semana en ellas. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">Su madre puso el grito en el cielo, a quién se le ocurre, siempre malgastando el dinero en porquerías. Su padre meneó la cabeza sin levantar la vista del periódico, el chico era así, qué se le iba a hacer. Su hermana aprovechó la ocasión para reírse de él sin disimulo. Peor fue cuando se las enseñó a los chicos de la pandilla, que le siguieron varios días al grito de “Edu es tonto, Edu es tonto”. Menos mal que acabaron aburriéndose de la canción y volvieron a ocupaciones más interesantes, como achicharrar hormigas y cortar el rabo a las lagartijas. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">Él aguantó todas las burlas sin inmutarse. Guardó las monedas y el domingo, nada más desayunar, se marchó al campo con una bolsa y un bocadillo de mortadela envuelto en papel de periódico. Llegó hasta la arboleda, al lado del río y se sentó, la bolsa a su lado, sin hacer nada, sin pensar en nada, oyendo sin oír la canción del agua.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">Mucho después, cuando el sol ya estaba alto en el cielo, se animó de repente, se puso en pie, recogió sus cosas y caminó entre los árboles, hasta alcanzar uno que examinó con cuidado, nudo por nudo, rama por rama. Al fin, sonrió satisfecho, le dio un golpecito amistoso en la corteza, extrajo las monedas y una azadilla de la bolsa y cavó un hoyo junto a la más gruesa de las raíces. Depositó en él las monedas, las tapó bien, teniendo la precaución de poner una piedra encima, y se comió el bocadillo como justo premio a su labor. Luego volvió a casa, contestó con un escueto “por ahí” a las preguntas de su madre y se fue a su habitación, para enfrascarse en el libro que leía a todas horas.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">Años más tarde, cuando el pueblo era un sitio que sólo existía en las pausas entre los exámenes de fin de curso y septiembre, volvió una mañana a la arboleda, con una bolsa y un bocadillo de chorizo. El lugar había cambiado, pero no tanto como para no reconocer al árbol, un poco más viejo y más alto. Se sentó junto a él, acarició su corteza y se quedó un rato allí, disfrutando del rumor del agua sin pensar en nada, sin hacer nada. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">Después, cuando la sombra ya no podía combatir el calor del sol, sacó de la bolsa la azadilla, retiró la piedra con cuidado de no dañar el musgo, y cavó un rato, hasta que un brillo dorado recompensó sus esfuerzos. Allí estaban, iguales a los que le había mostrado el viejo pirata en aquel libro que aún le acompañaba. Sonriendo, guardó en la bolsa los doblones de a ocho, tapó el hoyo y se comió el bocadillo, como ceremonia de acción de gracias.</span><o:p></o:p></span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-25410173288558154472011-09-26T02:08:00.000-07:002011-09-26T02:09:00.003-07:00SI NO EXISTIERAS<div class="MsoNormal">Qué sería de mí si no existieras,</div><div class="MsoNormal">mi ciudad de La Habana.</div><div class="MsoNormal">Si no existieras, mi ciudad de sueño</div><div class="MsoNormal">en claridad y espuma edificada,</div><div class="MsoNormal">qué sería de mí sin tus portales,</div><div class="MsoNormal">tus columnas, tus besos, tus ventanas.</div><div class="MsoNormal">Cuando erré por el mundo ibas conmigo,</div><div class="MsoNormal">eras una canción en mi garganta,</div><div class="MsoNormal">un poco de tu azul en mi camisa,</div><div class="MsoNormal">un amuleto contra la nostalgia.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="MsoNormal">Y ahora te camino toda entera,</div><div class="MsoNormal">te vivo toda hasta la madrugada,</div><div class="MsoNormal">soy el viento en tus parques y rincones,</div><div class="MsoNormal">soy ese sol que te acaricia el alma.</div><div class="MsoNormal">Ciudad de mis amores en el polvo,</div><div class="MsoNormal">bella ciudad de podredumbre y alas,</div><div class="MsoNormal">en ti nací realmente un mes de enero</div><div class="MsoNormal">cuando golpeó en tu pecho la esperanza.</div><div class="MsoNormal">Si viví un gran amor fue entre tus calles,</div><div class="MsoNormal">si vivo un gran amor tiene tu cara,</div><div class="MsoNormal">ciudad de los amores de mi vida,</div><div class="MsoNormal">mi mujer para siempre sin distancia.</div><div class="MsoNormal">Si no existieras yo te inventaría<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal">mi ciudad de La Habana.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><span style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 12pt;"> (<b>Fayad Jamís</b>, 1984)</span><br />
<span style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 12pt;"></span><br />
<div class="MsoNormal"></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDf-fyr5dpswPw7eZF4ykc8AVDA8NjqhhIDWzZdjHt1I6S8uGIWu3JlifgTxrc7SLPHygjAfOg2mtrBeygr1xbblB6fWci7wHbbuiMUwI2pgF3XYKKm0QOANtXTt6CNn8jVOUU8_loTvee/s1600/La+Habana13.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDf-fyr5dpswPw7eZF4ykc8AVDA8NjqhhIDWzZdjHt1I6S8uGIWu3JlifgTxrc7SLPHygjAfOg2mtrBeygr1xbblB6fWci7wHbbuiMUwI2pgF3XYKKm0QOANtXTt6CNn8jVOUU8_loTvee/s400/La+Habana13.JPG" width="400" /></a></div><div class="MsoNormal"><br />
</div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-19497915664796070682011-09-21T02:50:00.000-07:002011-11-10T03:05:45.820-08:00el buen pan<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9B2K8ML3JWjsXvh-qNyORBsSwR6tNxj27tH3bHdQjI6lEOwOjOPK3Cf36epacFVqtb9DuCP0B3wd7vz2vV83qj2zXehqQyL25JvAxe0Moo52psXoZEEioCoqJH24S0y7Yyx46UORu_lvO/s1600/M+002.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9B2K8ML3JWjsXvh-qNyORBsSwR6tNxj27tH3bHdQjI6lEOwOjOPK3Cf36epacFVqtb9DuCP0B3wd7vz2vV83qj2zXehqQyL25JvAxe0Moo52psXoZEEioCoqJH24S0y7Yyx46UORu_lvO/s320/M+002.jpg" width="320" /></a></div><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">El panadero imagina, sueña historias mientras amasa el pan muy de mañana, historias que a nadie le interesan, que son motivo de risas irónicas para sus conocidos, que su mujer se niega a escuchar, que sus hijos ignoran, papá, esos cuentos no nos gustan, cuéntanos los de siempre.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">Y entonces, el panadero le murmura sus historias al pan mientras lo amasa, mientras añade un poco más de harina o la levadura justa, susurrándolas a la puerta del horno a las hogazas doradas que esperan.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: #b45f06;">A nadie más puede contárselas. Pero en el pueblo la gente empieza a saber de ogros benévolos, de princesas malvadas, de príncipes cobardes y reyes justicieros. Nadie sabe, pero cada vez que parten el pan antes de comer, un duende se escapa, una niña habla con una vieja que le enseñará el secreto para ser poderosa, un pequeño príncipe se pone en camino buscando su reino perdido.</span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-3867217760245949332011-07-21T02:08:00.001-07:002011-09-21T08:01:51.934-07:00BELLA DURMIENDO<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><span class="Apple-style-span" style="color: blue;">Ella estaba en el bar, se diría que me esperaba. Todo ha sido suave y fácil, su sonrisa recibiéndome, su manera de aceptar mi invitación, de bailar conmigo, de abrazarse a mí. Su sonrisa se ha hecho más alegre cuando he susurrado a su oído mi petición, mi deseo, y también en un susurro me ha dicho que sí, que quería que me fuera con ella.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><span class="Apple-style-span" style="color: blue;">En cuanto hemos llegado a su dormitorio, la he tomado entre mis brazos, todo deseo y pasión entre nosotros y nos hemos besado. Pero inmediatamente después se ha separado de mí, ha bostezado y ha dicho que se moría de sueño. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><span class="Apple-style-span" style="color: blue;">No era mentira, se ha dejado caer en la cama y en el mismo momento se ha quedado dormida.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><span class="Apple-style-span" style="color: blue;">Y ahí está, respirando suavemente, el pelo extendido sobre la almohada, el vestido tan corto dejando ver sus piernas doradas, los labios entreabiertos, absolutamente deseable, sin que haya beso de amor que la despierte.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-90138208562163908982011-07-08T04:39:00.000-07:002011-07-11T01:50:54.835-07:00EL ENCARGO<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La llave estaba colgada en un cuarto siempre abierto, un cuarto delante del cual ella pasaba todos las mañanas haciendo su trabajo. No sabía de dónde era la llave hasta que un día una voz se insinuó en su cerebro, un mandato imperativo. Pensó que era efecto del cansancio, que se habría quedado un momento traspuesta, después de dejar el cubo y la aspiradora en su sitio, pero cuando oyó la voz no estaba en el cuarto de la limpieza, sino delante de esa puerta abierta. Pasó de largo sin hacer caso, qué más le daba a ella de dónde fuera la llave.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero el episodio se repitió, la voz era cada vez más imperiosa, tenía que coger <st1:personname productid="la llave. Le" w:st="on">la llave. Le</st1:personname> preocupó un poco, vaya obsesión más tonta. Intentó olvidarla, pero no pudo, todos los días era igual, cuando terminaba sus tareas y pasaba por delante de la puerta abierta. Hasta que, por fin, <st1:personname productid="la cogió. Fue" w:st="on">la cogió. Fue</st1:personname> muy fácil, nadie vigilaba, nadie andaba por allí cerca para preguntarle para qué necesitaba la llave de la cámara de seguridad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Apenas necesitó el disimulo mínimo de llevar la aspiradora consigo, si alguien le decía algo contestaría que estaba limpiando, como siempre. Pero en el bolsillo superior de la bata estaba la llave, que introdujo sin dudas en la complicada cerradura, que cedió con un clic cariñoso. También sabía ya, lo había oído en su interior, qué era lo que debía de coger, aquel viejo libro envuelto en un paño de terciopelo. Lo apretó contra su pecho, cuidadosa, como le había indicado la voz. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sin dudarlo, arrastrando el aspirador tras de sí, se adentró en la catedral, vacía y silenciosa a aquellas horas, sus pasos resonando en la alta bóveda. Bajó a la cripta, hasta el arca de plata que casi todos afirman que guarda los restos de un apóstol. Dejó el bulto sobre la tapa, subió las escaleras, guardó el aspirador, se marchó y olvidó el episodio para siempre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Ni ella ni nadie ha vuelto a verlo, ni ella ni nadie sabe que Prisciliano, durmiendo su sueño eterno en el arca de plata, abraza para siempre el libro.</span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-73234423584196625962011-07-06T05:36:00.000-07:002011-07-06T05:37:13.456-07:00OLVIDO<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial;"><span class="Apple-style-span" style="line-height: 19px;"></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial;"><span style="font-family: Arial;">Fue un encuentro breve. Él era uno de tantos marinos que se acercaban al bar aprovechando unas pocas horas en tierra, sólo que aquella vez, cuando ella le sirvió la copa, sus manos se encontraron. Fue un encuentro efímero, pero dio frutos. Él, casi nunca volvió a acordarse de aquella mujer y, cuando lo hizo, fue sin nostalgia ni deseo. Ella, apenas esperó volver a verle. Meses más tarde, mientras esperaba el nacimiento de la niña, decidió que se llamaría Olvido.</span></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial;"> </span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial;"><span style="font-family: Arial;">Con el buen tiempo, Olvido y ella se acercan de la mano a pasear por el acantilado. En cuanto llegan, la pequeña se suelta, impaciente, y corre, persiguiendo alguna mariposa imaginaria. Unos pasos más atrás, ella vigila que no se acerque demasiado al borde. Contempla su pelo rubio despeinado, tan diferente al suyo, y, sin darse cuenta, la mirada se le pierde en el azul del horizonte.</span></span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-592865166071544952011-06-29T01:22:00.000-07:002011-06-29T01:22:06.355-07:00GATA VIEJA<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYc_lRCVHMNzYl8Rqtkyv4D3iEm3fB-jS2R1hVoO0KVig8dL0qnlbNTLwKkPOTXNZfnGCER2Jjau_y1ipUz-vjqpiAG-Zsla4Kr23RgfKC_Es2MMYbpJkGaudQ3ckgYN36I8IiSu5vY-KL/s1600/campo+del+moro+117.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="144" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYc_lRCVHMNzYl8Rqtkyv4D3iEm3fB-jS2R1hVoO0KVig8dL0qnlbNTLwKkPOTXNZfnGCER2Jjau_y1ipUz-vjqpiAG-Zsla4Kr23RgfKC_Es2MMYbpJkGaudQ3ckgYN36I8IiSu5vY-KL/s200/campo+del+moro+117.jpg" width="200" /></a><span lang="ES-TRAD">Gatita a rayas, recién terminada su etapa cachorro, muy segura de sus movimientos y de su habilidad, sea para buscarse la vida, sea para dar volteretas. Gata vieja contemplando sus esfuerzos para hacerse con una rata que, según la teoría, es su presa natural. Gata vieja levantando una ceja con escepticismo, previendo el resultado. Gatita a rayas incapaz de comprender por qué ese pedazo de bicho, en lugar de salir huyendo o pedir clemencia (alternativamente o ambas cosas) le planta cara con una mirada feroz en los ojillos. “Debería austarse”, comenta, un poco ofendida. “Pero no va a hacerlo”, replica gata vieja, mirándose las uñas. “Pero <u>debe</u> hacerlo. Es lo natural”, dice la pequeña en un tono más alto, a ver si la presa se da por aludida. Lejos de ello, avanza un poco más, todos los pelos erizados, enseñando los afilados dientes. Casi sin querer, gatita a rayas retrocede un poco, con indudable gracia a pesar de todo. La rata lanza un gruñido como advertencia final, antes de alejarse, despreciativa, sin que gatita a rayas se atreva a seguirla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span lang="ES-TRAD">“Sabes”, comenta gata vieja, “el problema es que las ratas no tienen ningún sentido del deber”</span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-35118606654165345332011-06-17T05:07:00.001-07:002011-06-17T05:07:24.683-07:00QUIEN BUSCA, HALLA<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b><span class="Apple-style-span" style="color: purple;">Siempre le habían llamado la atención esas personas que se dedican a registrar las papeleras. Personas mayores, en su mayoría, que se afanaban durante largo rato escarbando en su interior, la cabeza casi dentro. Qué absurdo. Lo más curioso del caso es que siempre acababan enderezándose con un gesto satisfecho, con algo entre las manos que se llevaban como un tesoro, y que ella nunca conseguía ver. <o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><b><span class="Apple-style-span" style="color: purple;">Pero aquel día recordó la historia de un tipo que encontró un décimo de lotería premiado rebuscando en una papelera. Una leyenda urbana, lo más seguro. Aunque, quien sabe... Se quedó mirando la papelera que tenía enfrente. Dio dos pasos y retrocedió. Menuda tontería, ¿qué podía haber allí dentro que fuera útil, o interesante? Por otra parte, tampoco se perdía nada por probar suerte.</span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b><span class="Apple-style-span" style="color: purple;">Echó un vistazo furtivo a su alrededor. No había nadie cerca. Volvió a avanzar y, lentamente, introdujo la mano por la boca de la papelera. </span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b><span class="Apple-style-span" style="color: purple;">El alarido espantó a las palomas que merodeaban. Sacó la mano de un tirón y corrió, corrió hasta que no pudo más.<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b><span class="Apple-style-span" style="color: purple;">Nunca olvidaría el tacto frío y viscoso de los dedos que habían estrechado los suyos.</span></b><o:p></o:p></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-14865513679296529742011-06-07T04:33:00.000-07:002011-06-07T04:33:18.459-07:00FÁBULA<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Las hienas aullaron durante cuarenta días y cuarenta noches, destruyendo cuando encontraban a su paso. Cuando los pastores, aterrados, pidieron que pararan, ellas exigieron que se les entregaran varios corderos para merendar. Los pastores no se plantearon siquiera la posibilidad de plantar cara a las hienas y construir cercas para que no atacaran el redil. Al contrario, conminaron a los pastores más débiles a que sacrificaran parte de su rebaño para que las hienas se tranquilizaran.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Ni que decir tiene que los pastores débiles obedecieron sin demora, entregando tanto corderos como alguna que otra cabra vieja (pero que hacía buen caldo). El resto del rebaño se puso muy contento, pensando, erróneamente que así no les tocaría a ellos. </span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero los que más se regocijaron y se alegraron fueron los grandes carneros, porque, en cambio, a ellos se les dio ración doble de comida. Ya de paso, empezaron a plantear que sería necesario sacrificar algunos corderos más, sólo para estar seguros.</span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No, esto último no es nada raro. Lo cierto es, en realidad, los carneros eran hienas disfrazadas.</span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-58771615280247473252011-05-23T02:02:00.000-07:002011-05-24T04:55:14.935-07:00LA REPÚBLICA DE SOL (2)<div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: #e06666; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><b>TOMA LA CALLE – 15-05-11</b></span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: blue; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Yes, we camp!</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: #f1c232; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Democracia real YA</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: #93c47d; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Yo te pago, yo te voto, yo decido</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #93c47d; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Tomo mis sueños por realidad porque creo en la realidad de los sueños</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: blue;"><span class="Apple-style-span" style="color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><b>No somos antisistema, el sistema es antinosotros</b></span></span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><span class="Apple-style-span" style="color: #8e7cc3; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><b>Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir</b></span></span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No son rescates, son chantajes. Vuestra crisis no la pagamos</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: yellow; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No somos mendigos, practicamos para el futuro</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Si os haceis los suecos, seremos como los griegos</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: red; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Rebeldes sin casa</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: lime; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sin curro – sin casa – sin pensión – SIN MIEDO</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Nuestra sonrisa no tiene precio</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: red; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><b>No hay pan para tanto chorizo</b></span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Informamos a los políticos que el pueblo declara ilegal <st1:personname productid="la Junta Electoral" w:st="on">la Junta Electoral</st1:personname></span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: #ffe599; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El enemigo no viene en patera, viene en limusina</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Vuestra demagogia hunde Europa</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: red; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Madrid será la tumba del neoliberalismo</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: #b6d7a8; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pienso, luego insisto</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: #b6d7a8; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pienso, luego estorbo</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No somos mercancías de banqueros y políticos</span></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: red; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sin miedo, habrá futuro</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: lime; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No nos falta dinero, nos sobran ladrones</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: blue; color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No es la crisis, es el sistema</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: orange; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Más educación, menos corrupción</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: orange; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Nietos en paro, abuelos trabajando</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Políticos, somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: #93c47d; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Yo estudiaba historia y ahora la historia nos estudiará a nosotros</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="background-color: yellow; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Apaga la TV, enciende tu mente</span></div><br />
<b><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman'; font-weight: normal;"></span>Si Madrid salió a la calle por un mundial, cómo no hacerlo por nuestro futuro</span></b></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-53023878469148442662011-05-22T02:31:00.000-07:002011-09-21T08:03:29.929-07:00La República de Sol<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJPABgBZK8oIRmcRsFYzHiNLzlyI7ivTxhR_OPXt3ctO4VDsrhudubVGbjnLm_jFp3H1D1J6-qr-KICV_LjB5b7KjPJgfsBv_A7V-N-VqfMw-B-khwjoCYsTyFzjnM2KoZjhdEjceYoSTW/s1600/pr+047.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJPABgBZK8oIRmcRsFYzHiNLzlyI7ivTxhR_OPXt3ctO4VDsrhudubVGbjnLm_jFp3H1D1J6-qr-KICV_LjB5b7KjPJgfsBv_A7V-N-VqfMw-B-khwjoCYsTyFzjnM2KoZjhdEjceYoSTW/s320/pr+047.jpg" width="240" /></a></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-75173560976581624312011-05-18T04:07:00.001-07:002011-09-21T08:04:32.892-07:00<img alt="El Roto" src="http://www.elpais.com/recorte/20110518elpepivin_4/XLCO/Ges/20110518elpepivin_4.jpg" />Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-29466590384681489272011-05-05T04:00:00.000-07:002011-05-05T04:00:36.970-07:00DIALÉCTICA<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-indent: 0cm;"><br />
</div><span style="font-size: 12pt;"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Años más tarde, visto lo bien que le había salido la jugada la primera vez, la serpiente tentadora decidió probar suerte de nuevo y se acercó a Caín, que estaba pastoreando su rebaño. </span></div></span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="color: purple; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Por desgracia, al desaparecer el paraíso, los humanos habían perdido la facultad de entender su idioma. Así que, en cuanto empezó a desgranar sus seductores argumentos, Caín aprestó su honda y le dió un cantazo.</span></span></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4552511438998737306.post-25744237417509142832011-05-03T00:57:00.000-07:002011-09-21T08:05:22.383-07:00<div style="margin: 0px auto 10px; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQNua3GYhuPGD_wbtDnCmVfZ0Fxk3teAzgAgScFZEeOJerBBIz1WQSpOIG4vPMbpeKfJOveua2jcv3x3hlahaUBIcc3BSwzBaiWuNkj2-IbeAev1NBmX8KcWRaUkoSKBDgsCEK8KEep1_J/s1600/Merindades+050.jpg"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQNua3GYhuPGD_wbtDnCmVfZ0Fxk3teAzgAgScFZEeOJerBBIz1WQSpOIG4vPMbpeKfJOveua2jcv3x3hlahaUBIcc3BSwzBaiWuNkj2-IbeAev1NBmX8KcWRaUkoSKBDgsCEK8KEep1_J/s320/Merindades+050.jpg" /></a> </div><div style="clear: both; text-align: CENTER;"><a href="http://picasa.google.com/blogger/" target="ext"><img align="middle" alt="Posted by Picasa" border="0" src="http://photos1.blogger.com/pbp.gif" style="-moz-background-clip: initial; -moz-background-inline-policy: initial; -moz-background-origin: initial; background: transparent none repeat scroll 0% 50%; border: 0px none; padding: 0px;" /></a></div>Caracol Osvaldohttp://www.blogger.com/profile/14254164331494799114noreply@blogger.com0