miércoles, 6 de julio de 2011

OLVIDO

Fue un encuentro breve. Él era uno de tantos marinos que se acercaban al bar aprovechando unas pocas horas en tierra, sólo que aquella vez, cuando ella le sirvió la copa, sus manos se encontraron. Fue un encuentro efímero, pero dio frutos. Él, casi nunca volvió a acordarse de aquella mujer y, cuando lo hizo, fue sin nostalgia ni deseo. Ella, apenas esperó volver a verle. Meses más tarde, mientras esperaba el nacimiento de la niña, decidió que se llamaría Olvido.


Con el buen tiempo, Olvido y ella se acercan de la mano a pasear por el acantilado. En cuanto llegan, la pequeña se suelta, impaciente, y corre, persiguiendo alguna mariposa imaginaria. Unos pasos más atrás, ella vigila que no se acerque demasiado al borde. Contempla su pelo rubio despeinado, tan diferente al suyo, y, sin darse cuenta, la mirada se le pierde en el azul del horizonte.

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